El castillo de cristal es una notable memoria de fortaleza y redención.
Es también, una mirada reveladora a una familia que es a la vez
profundamente disfuncional y tremendamente viva, vibrante. El padre, Rex
es un hombre carismático y entusiasta, que logra transmitir a sus hijos
la pasión por vivir. Les enseña física, geología, les cuenta historias.
Pero Rex es alcohólico, y cuando está ebrio se convierte en una persona
destructiva y poco de fiar. La madre es un espíritu libre, una pintora
muy orgullosa de su arte que aborrece la idea de una vida convencional y
que no está dispuesta a asumir la responsabilidad de criar a sus hijos.
Los Walls son una familia errante. Viven aquí y allá y sobreviven como
pueden. Los niños aprenden a cuidar de sí mismos, se protegen unos a
otros, y finalmente consiguen salir del círculo infernal en que se
convierte la familia para marcharse a Nueva York, seguidos de sus padres
que optan por la indigencia. En el camino quedan noches al aire libre
en el desierto, pueblos donde acuden durante una semana a la escuela,
vecinos que los ayudan y abusos de todo tipo. El castillo de cristal es
una historia impregnada del amor de una familia que ama y que también
abandona, que es leal y al mismo tiempo decepciona.
Leer para conocer otros mundos .
22 de noviembre de 2012
"Cruzar la Noche" de Alicia Barberis. Otra novela que trata el mismo tema de "Sapos de la Memoria" .
Cruzar la noche, de Alicia Barberis (argentina nacida en Santa Fé), Segundo Premio Colihue, 1995, es una historia que habla de la terrible situación que dejó la última dictadura militar argentina.
La vida de Mariana-Marina, que a los dieciséis años se entera que es hija de desaparecidos y necesita de la ayuda de las Abuelas de Plaza de Mayo para recuperar su identidad, es un relato que camina sobre un tema poco explorado por los escritores de literatura infantil-juvenil, por no decir aislado.
Mariana-Marina debe sondear en un mundo desconocido para llegar a sus verdaderas raíces. Entre sus dos nombres existe el sombrío pasado argentino de identidades disfrazadas. Sin embargo, la entereza de su lucha y el entorno que la ayuda convierten el relato en un hallazgo que logra blanquear su identidad.
El amor Pablo hacia Mariana le otorga un rescate a la historia que le permitirá cruzar no sólo la noche sino la vida. La sensualidad, el erotismo, la lucha por la verdad se contraponen a la mentira y la trampa.
Barberis es una de las pocas autoras que ha incursionado en esa temática y describe de una manera entrañable como una joven descubre que sus padres no los son y los suyos fueron víctimas de una dolorosa época.
Cruzar la noche es una novela donde la ficción se apoya en hechos históricos recientes y cruentos que dan como resultado una narrativa juvenil entroncada en la realidad con una escritura espontánea y emotiva.
Ensayo sobre la novela "Los Sapos de la Memoria"
PROHIBIDO OLVIDAR
“Cuando no recordamos lo que nos pasa, nos
puede suceder la misma cosa.
Son esas mismas cosas que nos marginan, nos
matan la memoria
nos queman las ideas, nos quitan las
palabras”. Litto Nebbia
La violencia hacia las personas, a veces nos
quita fuerzas.
En Argentina el 24 de marzo es el Día
Nacional de la Memoria, fecha en la cual se recuerda el Golpe de Estado de 1976 que fue el que
marcó un antes y un después en la historia Argentina. La dictadura militar ha
sido un acontecimiento que golpeó a todos: padres, madres, abuelas, hijos,
nietos, etc. La generación de ese entonces quedó marcada con tal situación, si
bien hubo seis golpes de estado en total, el último fue el más sangriento.
Muchas personas aseguran que tal vez era
necesario que sucediera, ya que en ese entonces
había descontrol económico, violencia política y era evidente que el
gobierno estaba en desunión. El golpe de estado supuestamente serviría para
reorganizar la Nación, pero se les fue la mano.
Para dar mi
opinión sobre esto me baso en lo que me contaron y cuentan: mi papá, tíos,
conocidos que vivieron ese momento, y la
información leída.
Los militares implementaron el terror para
poner “orden”. Una persona normal no podía salir de su hogar sin el miedo de
ser secuestrado. Existían el toque de queda, es decir que se podía estar hasta
cierta hora en las calles. No se era libre para expresar los propios ideales,
no se podían festejar cumpleaños, y si
lo hacían y los militares veían mucha
gente, se armaba un revuelo. No se podía
ser partidario de ningún grupo político, social o sindical; a los montoneros (guerrilleros ) los
asesinaban, ni hablar de las personas que eran secuestradas de las calles o sus
propias casas y que estaban indocumentadas o parecían sospechosos de ser
guerrilleros. Cualquiera era sospechoso: estudiantes, sindicalistas,
intelectuales, profesionales. Cuando pensaban que eran de los revolucionarios,
los torturaban como querían. Para esto utilizaban picanas eléctricas, bolsas en la cabeza, etc. Los inocentes eran culpables
y luego estos mismos eran los famosos “desaparecidos” de los cuales nunca más
se sabía.
Mi padre me
contó que para esa época tenía apenas 10 años: “esa mañana de abril de 1977
camino a la escuela yendo a buscar a mi compañero, escuché disparos cerca de mi
casa en barrio Guadalupe. Los militares habían cercado la cuadra ubicada en la
esquina de Javier de la Rosa y Güemes más precisamente. No se podía pasar por
allí. Yo pude observar desde la casa de mi compañero que vivía en la esquina
diagonal a la casa donde entraron los militares, el enfrentamiento que duró
entre 20 y 30 minutos aproximadamente. Miraba cómo salía humo de los gases
lacrimógenos. Cuando se disipó el humo y cesaron los disparos, los militares
entraron a sacar los cuerpos. Entre dos personas los arrojaban hacia el camión como si fueran
bolsas de papa, cubiertos de sangre. Luego apareció otro camión del ejército en el cual cargaban
los muebles de esa misma casa. La vaciaron. Cuando los militares se fueron
quedaron dos soldados custodiando la casa. Pude reconocer a uno de ellos que
era un soldado conocido del barrio. Le pedí permiso para observar por la
ventana con mi compañero, de curiosos y vimos los agujeros producto de los disparos,
ventanas rotas, rastros de masa encefálica con restos de cabello, sangre en las
paredes y en el piso. El olor a sangre se confundía con el olor a pólvora y
a los gases. Fue algo difícil de olvidar
lo que viví en ese momento. Tiempo después, en el año 2008, supe por el diario que encontraron cuatro
cuerpos N-N enterrados en una fosa común en el Cementerio Municipal, los que
fueron identificados como los que habían muerto en abril de 1977”.
Hay libros novelados que ficcionalizan
sobre esa época, por ejemplo: “Cruzar la Noche” de Alicia Barberis, “Los Sapos
de la Memoria” de Graciela Bialet, etc. Una cita de este último de Mariana
Caffaratti hace referencia a los vuelos de la muerte en los que ataban a muchas
personas, los encapuchaban, y desde un avión los lanzaban al mar.
Actualmente, los líderes culpables de tanta violencia
están presos, fallecidos, ¿Pero de qué sirve? Lo hecho, hecho está. La etapa de la dictadura fue muy sanguinaria,
violenta y cruel, no respetó los Derechos Humanos. La vida no tenía valor.
Personas inocentes padecieron eso. Muchos hijos de desaparecidos se preguntan
por sus padres, ¿Dónde estarán?, ¿Muertos?, ¿Vivos? ¿Qué habrá sido de ellos?
Preguntas que hasta el día de hoy, transcurridos 36 años, no tienen respuesta
alguna.
Hoy, año 2012 me gustaría que los que son
niños hoy, el día de mañana vivan una etapa feliz como la que yo estoy
viviendo. Los adolescentes vivimos en libertad de pensamiento, tenemos boleto
estudiantil y no hay nadie que nos
prohíba el derecho a expresarnos.
Uno nunca sabe el porvenir del país. Solo
espero que no exista nunca más: Totalitarismo, Dictadura Militar, “La noche de
los lápices”, represión, violencia, silencio.
En memoria de los desaparecidos, personas
que sufrieron y familiares, nunca olvidemos.
Comentario sobre el libro "Los Sapos de la Memoria" de Graciela Bialet.
Los sapos de la memoria hace oír, por fin, la voz de los hijos de los
desaparecidos. Más allá de los documentos y testimonios, la novela de
Graciela Bialet incorpora, reune la historia de Camilo, un joven de
diecisiete años, con la de sus padres, víctimas de la violencia que
vivió la Argentina durante la última dictadura militar.
El silencio premeditado, y otras veces no querido, se paga con cuotas de demonios y pesadillas que Camilo deberá confrontar con la verdad que sus mayores, abuela y tíos postizos, le dejan saber a cuentagotas; quizá egoístamente, para preservarse ellos de tanto dolor insoportable.
—Nunca es triste la verdad, lo que no tiene es remedio—, canta Juan Manuel Serrat, y Camilo descubrirá la suya en un doloroso tránsito que se hará más llevadero de la mano de Carola, con el descubrimiento de un paisaje de ternura donde reinan los sapos de la memoria.
El silencio premeditado, y otras veces no querido, se paga con cuotas de demonios y pesadillas que Camilo deberá confrontar con la verdad que sus mayores, abuela y tíos postizos, le dejan saber a cuentagotas; quizá egoístamente, para preservarse ellos de tanto dolor insoportable.
—Nunca es triste la verdad, lo que no tiene es remedio—, canta Juan Manuel Serrat, y Camilo descubrirá la suya en un doloroso tránsito que se hará más llevadero de la mano de Carola, con el descubrimiento de un paisaje de ternura donde reinan los sapos de la memoria.
Reseña sobre el libro "Los Dioses Inútiles" de Alver Metalli
Un padre que se lanza a la aventura en el Nuevo Mundo recién descubierto para conquistar gloria y fortuna; un hijo que lo sigue, rebelde e inquieto como todos los hijos. Unidos por un gran afecto, los separan sin embargo sus diferentes temperamentos y deseos. Estas diferencias se ponen de manifiesto y se confrontan durante los preparativos para la expedición de Hernán Cortés. En una de las primeras batallas de los conquistadores con los nativos, el hijo desaparece misteriosamente. Durante la travesía de los españoles hasta llegar a Tenochtitlán, el padre va teniendo noticias de que su primogénito decidió quedarse en territorio americano y no participar de la búsqueda de riquezas que era el objetivo principal de los conquistadores, ni de las guerras que ese fin provocaba. Como telón de fondo desfilan los acontecimientos que provocaron la caída del imperio azteca: Cortés y sus capitanes, el hundimiento de las naves, las batallas contra los tlaxcaltecas, la entrada de los conquistadores a Tenochtitlán, la enigmática relación de Cortés con Moctezuma, la muerte del emperador, la sublevación de sus súbditos, la fuga desesperada de los españoles, el sitio y la sangrienta reconquista de la ciudad sobre el lago. Esta novela es el resultado de un minucioso trabajo de búsqueda y recuperación de datos y circunstancias. El autor llevó a cabo investigaciones en Santo Domingo, Cuba y México, donde durante tres años recorrió la ruta de Cortés y su expedición.
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